lunes, 30 de marzo de 2009

Promesas matrimoniales - Mario Quintana

¿Prometen dejar que el amor los transforme en lo mejor que pueden ser?

¿Prometen respectar la individualidad del amado, acordándose siempre que uno no pertenece al otro y que está a tu lado por libre y espontánea voluntad?

¿Prometen saber ser amigos y ser amantes, sabiendo exactamente cuándo deben ser cada uno, sin que eso los transforme en personas de doble identidad o en personas menos románticas?

¿Prometen hacer el pasaje de los años, una vía de maduración y no una vía de cobranzas por sueños idealizados que no llegaron a concretizarse?

¿Prometen sentir placer de estar con la persona que escogieron y ser feliz a su lado, por el hecho de ella ser la persona que mejor te conoce y, por lo tanto, la más bien preparada para ayudarte, así como tú a ella?

¿Prometen dejarse conocer?

¿Prometen que seguirán siendo personas gentiles, cariñosas, educadas y que no usarán la rutina como disculpa por su falta de humor?

¿Prometen que harán sexo sin pudores, que harán hijos por amor y por voluntad, y no porque los otros esperan que lo hagan? ¿Prometiendo que los educarán para que sean independientes y bien informados sobre la realidad que los aguarda?

¿Prometen que no hablarán mal de la persona con quien se casaron solo para hacer reír a los otros?

¿Prometen que la palabra libertad seguirá teniendo la misma importancia que siempre tuvo en sus vidas?

¿Prometen que sabrán responsabilizarse por sí mismo sin quedar esclavizado por el otro y que sabrán convivir con su propia soledad, que ningún matrimonio elimina?

¿Prometen que serán tan solo ustedes mismos, como eran antes de entrar en este lugar?



Siendo así, los declaro mucho más que marido y mujer: los declaro eternos amantes.

Puede besar la novia…

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